4/7/08

El descenso ascendente


La caída se me hacia eterna, engorrosa, a ratos mi alma se retraía convulsivamente obligándome a desistir de la tarea mas ardua y vertiginosa, mas era la gran decisión de todas mis vidas, anteriormente había tenido forma de árbol, piedra, ardilla, musgo y un sin fin de formas, desde la mas exótica y sublime hasta la mas simple jamás observada por ojos ordinarios, en una ocasión, particularmente y una de las mas recientes se escribió una de mis tantas historias, entre frías y fieles montañas compañeras, acariciadas por los recorridos de los incansables ríos, era la de un pez, específicamente un Chafalote de esforzada y corta vida, de una fuerza interior comparable con el mismísimo príncipe Buda, pez de ríos que emanaban directamente de los lamentos del cielo. En muchas ocasiones arremetía imprudentemente contra la amenazadora corriente en busca de su trazado destino, el esfuerzo y la lucha era crucial en cada segundo que salpicaba con su aleta caudal. Escamas de la constancia lo vestían. Tristemente la vida de aquel pez desemboco súbitamente en uno de esos sigilosos ganchos de algún aficionado cazador “deportista”, ni siquiera fui alimento de otro, podríamos decir que fui excluido atrozmente de la cadena natural alimenticia que nos entrega la sabia madre tierra, he muerto sin honores, tristemente sin honores, pero hoy he nacido en cuerpo humano, y he tomado la mejor de las decisiones, he pasado por tantas vidas que en lo recóndito de mi conciencia queda registrado cada momento relevante para el asenso, siempre me esforcé por buscar, por encontrar el camino correcto, me dedique a buscar por cientos de años sin hallar respuesta, nadie jamás me había dicho que no debía buscar si no que debía encontrar, bueno así me lo pase muchos años, siglos, milenios. Tropecé tantas veces que equivalente serian los granos de arena que sostienen el mar, vida tras vida, dancé con cuanta ideología pudo existir, estuve en cada uno de los extremos de la vida, fui agua y fuego, fui el terror pero también fui la esperanza, fui lunas y soles, fui el verdugo y el condenado, fui rey y mendigo, pero hoy estoy decidido y he pactado con la conciencia universal, sincronizare con la existencia, el miedo ha desaparecido, he osado a mirar el vació que existe en mi, la esencia mas pura y simple que pueda existir, este soy yo, yo soy el todo. El camino termina aquí, el verdadero camino comienza aquí, a llegado el momento de atravesar el umbral de la ilusión, la eterna morada comienza a construirse en todos los cielos, en todos los universos existentes. Me he lanzado al vacío liberador, mi propio vacío, he mirado el "yo" cara a cara, me ha señalado algo desconocido que he de seguir sin titubear, aquí no existen las interrogantes pues son banales, esto es mayor, aquí las respuestas no existe, el lenguaje tampoco, esto es tan magnifico que no es digno del lenguaje, simplemente no hay respuesta, algo como esto no se puede explicar, inquietantemente es así.


Jonathan E.

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